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lunes, 28 de marzo de 2011

¿Cómo hablar en público?

Hablar en público Alguna vez todas nos hemos puesto nerviosas ante un auditorio: temblamos, tartamudeamos, repetimos mil y un veces la misma palabra, no hilamos ideas y en conclusión, quisiéramos que se abriera un hoyo y nos tragara la tierra.
Pero como la tierra no se abre y no nos traga… ¿qué debemos hacer? Es simple: enfrentar nuestros miedos, enfrentar a nuestro público.
Primeramente, conviene ser realistas: Debemos tener en cuenta que inevitablemente nos sentiremos tensas ante una nueva situación, así que no hay que ver el cómo salir rápido del “trago amargo” del momento sino aprender a controlar nuestras ansiedades para que con el tiempo, ya no tengamos que desear que haya un terremoto de insospechadas dimensiones sino que podamos hablar en público tranquilamente.

CONSEJOS PARA HABLAR EN PÚBLICO:

  • Dicción:
    Procura vocalizar y pronunciar bien las palabras, para ello te recomiendo que a diario, hagas el ejercicio de sostener un lápiz en tu boca y hablar lo más claro posible en voz alta durante unos 15 minutos, así mejoraras tú tarta, tarta, tartamudeo.
  • Mira a tu público:
    No mires a la nebulosa de sagitario y tampoco le busques basura al suelo. Intenta mirar a tu auditorio a los ojos, si no te sientes capacitada para ello, simplemente ubica varios puntos ciegos en el espacio, así parecerá que les miras cuando no es cierto (esto es algo parecido a mirar el entrecejo cuando no eres capaz de mirar a los ojos).
  • El manejo de las manos:
    Si al hablar te posee el mal de párkinson, pegas los brazos a lo largo de tu cuerpo como pingüina o los mantienes atrás como si estuvieras esposada… Sería conveniente que hablaras tras un atril, que sostuvieras una especie de tarjetillas o que simplemente mantuvieras tus manos quietas en una posición “natural”, puede ser entrecruzadas o apoyadas en un objeto (eso funciona cuando hablas en un atril o cuando te encuentras sentada). La idea es que no dejes tus manos en los bolsillos y que de vez en cuando enseñes la palma de éstas, ello denotará que eres sincera en tus expresiones.
  • Confía en ti misma:
    Muchas veces el miedo a “embarrarla” nos paraliza y nos hace pensar que las cosas que los demás hacen son las que funcionan bien y las nuestras no. Nosotras también tenemos muchas habilidades,  también podemos lograr lo imposible, es cuestión de CONFIANZA.
  • Claridad:
    Gran parte de lo que hagas dependerá de tus fortalezas conceptuales y argumentativas, hecho que te concederá seguridad para hablar frente a los demás.
  • No dependas de apoyos visuales:
    Eres tú quien debe mostrar dominio del tema, así que no te pongas a leer diapositivas ni nada por el estilo a menos que sea estrictamente necesario. A propósito del uso de las diapositivas, recuerda que:
    1, las diapositivas son para apoyarte  a ti como ponente, no para poner a “copiar” al público.
    2, No debes escribir en la dispositiva lo que vas a decir, ya que el auditorio perderá el interés por tus palabras.
    3, Una dispositiva no debe tener más de 12 renglones de texto y tampoco debe excederse en animaciones, más aún si estamos en un entorno académico.
    4, Ten muy presente la ortografía y la coherencia de tus ideas, lo que se escribe, no se borra.
  • Grábate realizando tu exposición o dile a alguien que te escuche, así podrás reconocer tus “muletillas” al hablar y tus ademanes gestuales y corporales para intentar suprimirlos, además, podrás cimentar un poco más tus ideas.
  • Piensa en posibles preguntas:
    Tras las intervenciones, por lo general se abre un espacio para que el público te pregunte algo. Pues bien, adelántateles un poco y antes de que ellos te digan sus interrogantes, elabora una lista previa con las posibles inquietudes, ello te ahorrará dolores de cabeza y te sumará dominio y conocimiento del tema.
  • Identifica tus miedos:
    Así podrás saber qué es lo que te atemoriza de hablar en público.
  • Salta unas 30 veces antes de iniciar tu intervención, puede leerse raro, pero el agitamiento físico disminuye los niveles de ansiedad mental, es decir, si tu cuerpo se acelera, tendrás menos probabilidades de que aflore el mal de párkinson o inicies tu ponencia como un mono plaza de fórmula 1 que poco a poco se queda sin gasolina.
  • Evita los “ammmm” “ehhhh”.
    No estás en una clase de las vocales ni nada parecido. Si necesitas tiempo para hilar tus ideas, es mejor que te quedes en silencio, muevas tarjetillas o tomes agua para disimular. El hecho es que dejes de lado esos baches que suenan poco profesionales.
Seguro que si practicas estos tips, pronto estarás pronunciando un discurso plausible. Recuerda que siempre debes confiar en ti misma y en tu conocimiento, tú puedes, tú sabes, ¿qué es lo que aún te detiene?

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